EL PLACER EN LA TAREA PONE PERFECCIÓN EN EL TRABAJO

Esta gran frase del filósofo Aristóteles pone de manifiesto que la calidad de trabajo es necesaria para predisponer a cada trabajador para dar lo mejor de sí.

Pero, ¿qué hechos condicionan que consideremos que un empleo es de calidad y estemos a gusto en el trabajo?

El trabajador va a necesitar percibir que su trabajo está suficientemente valorado. Estamos hablando, por un lado, de una remuneración ajustada (es decir, acorde al tiempo destinado, funciones realizadas y/o responsabilidad asumida).

Como consecuencia de lo anterior, no es descartable pensar que una persona prefiera un trabajo a jornada completa que a tiempo parcial, porque le permitirá unos mayores ingresos mensuales. No obstante, siempre habrá que tener en cuenta las condiciones personales de cada trabajador y, por tanto, favorecer en cualquier caso una mayor flexibilidad y conciliación que no merme los derechos de los trabajadores.

Así, serían de mayor calidad los puestos de trabajo en empresas con convenios colectivos que mejoraran los plazos o condiciones de las bajas por nacimiento, adopción o acogimiento de hijo, de las excedencias por cuidado de menores o mayores, de las bajas por incapacidad, permisos, etc.

Un trabajador también considerará que una oferta de trabajo es más adecuada probablemente cuando le ofrezcan una continuidad y estabilidad. Así, se podrá considerar un empleo de mayor calidad a aquél que implique un contrato de trabajo indefinido frente a aquél que implique una duración determinada del contrato.

Si tenemos la seguridad de que desde hoy y hasta que nos jubilemos percibiremos X euros al mes, nos permitirá tener un mayor control sobre nuestra vida y la posibilidad de gestionar mejor nuestras expectativas teniendo claros nuestros ingresos.

Por otro lado, todos entenderemos que tenemos un trabajo de mayor calidad si nuestros superiores valoran positivamente el resultado de nuestro trabajo, nos ofrecen formación adecuada para promocionar en la empresa y nos permiten asumir nuevas funciones o participar en la toma de decisiones de la empresa a distintas escalas.

Todo lo anterior, es una perspectiva laboral de calidad del trabajo, pero también existe una vertiente de prevención de riesgos laborales que quizás el trabajador no sepa identificar pero que claramente mejora la calidad de su trabajo: una correcta integración de la prevención que garantice la seguridad y salud de los trabajadores.

Así, llegará más predispuesto un trabajador a su puesto si las relaciones interpersonales con el resto de la plantilla son sanas, si dispone de un espacio de trabajo más amplio, luminoso, si existen pausas en el trabajo o si hay una correcta adopción de medidas empresariales para controlar el estrés o los riesgos psicosociales en el trabajo.

No obstante, no hay que olvidar que el empresario es quien genera ese puesto de trabajo y determina la calidad del empleo. Evidentemente, toda empresa dispone de recursos limitados y, por tanto, está en su mano elegir la mejor de las decisiones a tomar en cada momento.

Es razonable pensar que todo empresario querrá al mejor personal a su servicio y conseguir la mayor eficacia, es decir, máxima rentabilidad al mejor precio. Crear empleo de calidad cumpliendo además con la normativa laboral es costoso, pero como dijo Franklin D. Roosevelt “No basta con querer. Debes preguntarte a ti mismo qué vas a hacer para conseguir lo que quieres”.

María de Henar Chamorro García
Inspectora de Trabajo y Seguridad Social