Plataforma Laboral Life
Es necesario acabar con la discriminación por razón de edad. “Nada hay más dañino que alentar una fractura generacional, siquiera sea en el terreno de las ideas, que alimente una visión de poblaciones enfrentadas en función de la edad, con intereses contrapuestos, tanto en el medio y largo plazo (preocupación por el clima, habilidades digitales, pensiones...), como en el corto (lucha por el empleo). El sentido común dicta que el espacio social no puede compartimentarse y que todos debemos colaborar y remar en la misma dirección, para superar los desafíos a los que nos enfrentamos”. Esta reflexión de Antonio Huertas, presidente de Fundación Mapfre, está recogida en el III Mapa de talento sénior. Este informe recaba los resultados de una trabajo realizado por el Centro de Investigación Ageingnomics de la citada fundación. Sus autores —Rafael Puyol, Alfonso Jiménez e Iñaki Ortega— ponen en evidencia que el derroche de talento sénior en España, con tasas de actividad hasta 20 puntos por debajo de nuestros pares europeos, está lastrando la riqueza de este país y la moral de una parte importante de su ciudadanía.
En efecto, según este informe, el año 2023 registra que son más de 16 millones las personas mayores de 55 años, lo que representa un tercio de la población total, cifra que no dejará de crecer hasta alcanzar en unos pocos años la mitad de la población. Y son personas que se forman menos que las del resto de Europa, al tiempo que en los últimos años de su vida laboral sus trabajos a tiempo parcial son anecdóticos frente a otros países como Alemania, donde a finales de 2020 el gobierno animó a las empresas a ofrecer empleos a personas mayores de 60 años para afrontar la escasez de talento, un problema que también tratan de resolver desde entonces contratando profesionales de América Latina.
El III Mapa de talento sénior lo deja claro: “Las empresas que logren combinar la experiencia y el conocimiento de los mayores con la energía y la capacidad innovadora de los jóvenes, obtendrán como resultado una fuerza laboral cohesionada y mucho más productiva”. Para caminar en ese sentido y acabar por fin con el edadismo, se han identificado numerosas herramientas empresariales que facilitan la cooperación entre generaciones, la colaboración intergeneracional, a fin de conseguir diversos objetivos:
* Mejorar la toma de decisiones. Algunas empresas constituyen “comités en la sombra”, con el fin de crear órganos de gobierno oficiosos compuestos por trabajadores de edades diferentes a los oficiales.
* Potenciar el aprendizaje. Hay organizaciones que utilizan programas de capacitación para el reciclaje o actualización, especialmente diseñados para profesionales mayores de 55 años (reskilling).
* Aprovechar el capital intelectual. Están en auge los programas de mentoría. Son útiles para que las diferentes generaciones compartan sus conocimientos y experiencias y así puedan aprender unas de otras. De hecho, cada vez más empresas recurren al mentoring inverso, esto es, la asesoría de trabajadores jóvenes a empleados mayores.
* Atraer y seleccionar al talento, sin sesgos. Las empresas crean historiales de los empleados en los que no aparecen la edad. Y registran indicadores públicos con ratios sobre la diversidad generacional de las plantillas, que incluyen altas y bajas. Además, establecen políticas de cuotas, con normas internas que obliguen a la diversidad generacional en las diferentes posiciones y órganos de gobierno. Cabe destacar que recientemente Yolanda Díaz propuso los currículums ciegos para eliminar la discriminación a trabajadores mayores de 45 años y mujeres.
* Construir una cultura corporativa ad hoc. Hay empresas que se esfuerzan por adaptar el puesto de trabajo a la edad, lo que puede implicar realizar cambios en las tareas y funciones de los empleados en virtud de su edad. Otras impulsan el trabajo por proyectos, lo que requiere conformar organigramas planos que no distribuyan el trabajo por funciones ni jerarquías sino por objetivos concretos. Muchas recurren a las herramientas colaborativas; implantan metodologías ágiles o lean que favorecen la cooperación. También está en auge el diseño de espacios laborales abiertos, que requieren eliminar los despachos y diseñar zonas de uso común, para facilitar la colaboración y aprendizaje mutuo.
Es preciso erradicar el edadismo en el mundo laboral. Debemos potenciar el respeto entre generaciones y poner en valor las capacidades y habilidades diferenciales que cada persona puede aportar, al margen de su edad. Como dice Antonio de la Calle, fundador en LinkedIn del grupo SOMOS PERSONAS +50, cuya finalidad es hacer visible el problema de mucha gente: “La actitud, experiencia, estabilidad, entusiasmo y habilidades de una persona no están necesariamente relacionadas con su edad. La edad solamente es una fecha en el calendario”. Ha llegado la hora de defender la necesaria convivencia y colaboración entre el talento sénior y el joven.
SUSANA DE PABLOS
PERIODISTA