Tal como lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud laboral en el sentido amplio del término, no es solamente la ausencia de enfermedades, sino que se trata de un estado de completo bienestar físico, mental y social. Esto significa que al hablar de salud laboral no nos referimos exclusivamente a las afecciones o a las posibles enfermedades profesionales que puedan padecer las personas trabajadoras, sino que debemos entenderlo como un concepto mayor, directamente relacionado con el bienestar y la satisfacción en el puesto de trabajo.
¿En qué consiste la promoción de la salud en el trabajo?
Al respecto indicar que la Red Europea de Promoción de la Salud en el Trabajo (ENWHP) consensuó en el año 1997 el concepto de promoción de la salud como: “el esfuerzo en común de empresarios, trabajadores y la sociedad en su conjunto por mejorar la salud y el bienestar laboral de los trabajadores”.
Por tanto, la promoción de la salud en el trabajo significa algo más que el mero cumplimiento de los requisitos legales en materia de seguridad y salud en el trabajo; implica también que las empresas deben de contribuir de manera activa a la mejora de la salud y el bienestar general de sus trabajadores.
La importancia de fomentar los hábitos saludables tanto para las empresas como para las personas trabajadoras
Las personas trabajadoras pasamos una gran proporción de nuestras horas de vigilia en el trabajo, de modo que las condiciones en las cuales realicemos nuestro trabajo pueden influir en nuestra salud, así como en nuestra calidad de vida.
Hay que ser conscientes de que la salud de las personas trabajadoras está directamente conectada a la productividad de la empresa, además de influir en otros factores como el buen clima laboral o la reputación de la misma empresa. Las empresas, compañías y organizaciones en general poseen un elemento común: todas están integradas por personas que constituyen su equipo humano y profesional.
Los trabajadores y trabajadoras se sienten mejor y más sanos en un ambiente saludable, lo cual a su vez conduce a un menor ausentismo, una mayor motivación, mayor productividad, menor rotación, una imagen positiva y una responsabilidad social corporativa sólida.
Como dato indicar que según el “Informe de Trabajadores sanos en Empresas Saludables de la ENWHP”, por cada euro invertido en programas de PST se genera un retorno de la inversión de entre 2,5 a 4,8 euros en absentismo y 2,3 a 5,9 euros en costes de enfermedad.
El propio Instituto Nacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), con el objetivo de animar a las empresas a implantar programas de buenas prácticas en Promoción de la Salud en el Trabajo (PST), ha creado una herramienta que evalúa los programas de PST implantados en las empresas desde un punto de vista cualitativo (calidad de los programas) y desde un punto de vista cuantitativo con el cálculo del ROI de las inversiones realizadas por las organizaciones para la implantación de programas de PST.
Por tanto los programas de promoción de la salud en el lugar de trabajo son una inversión efectiva. Pueden potenciar y extender los programas existentes de seguridad y salud en el trabajo ya que, al mantener a los trabajadores en forma y saludables, permiten conservar su capacidad de trabajar y de seguir siendo miembros activos y productivos de la sociedad. Al mismo tiempo contribuyen al bienestar de los trabajadores y sus empresas por medio de prácticas laborales más eficientes y más rentables.
Así, la PST tiene potencial para mejorar la vida laboral y, como tal, es un componente vital del incremento de la productividad y del desempeño en el lugar de trabajo. Integrar la promoción de la salud en las políticas de Seguridad y Salud en el Trabajo beneficia tanto a la plantilla como a los empleadores, al contribuir al bienestar a largo plazo de las personas trabajadoras y sus familias, y al reducir la presión sobre el sistema nacional de salud y seguridad social. Integrar medidas de promoción de la salud en los sistemas de gestión de la seguridad y salud en el trabajo fortalece las prácticas de salud en el trabajo, contribuyendo al desarrollo de una cultura de la prevención.
Pueden existir dudas desde el ámbito empresarial sobre cómo abordar la implantación de la PST y lo primero que debe tenerse en cuenta es que antes de implantar un programa de PST es conveniente tener en cuenta las siguientes consideraciones:
* No tiene sentido aplicar un programa de PST sin ofrecer al mismo tiempo un lugar de trabajo seguro y saludable. La PST se basa en una cultura saludable que, en primer lugar, requiere una adecuada gestión de los riesgos.
* La PST va más allá de los requisitos legales, se basa en acciones voluntarias por ambas partes.
* La PST sólo puede tener éxito si se integra como un componente permanente en todos los procesos empresariales.
* La PST exige el compromiso activo de ambas partes: la empresa, con la oferta de unas condiciones organizativas y medioambientales saludables, y los empleados, que deberán implicarse activamente en los programas.
* El estilo de vida es cosa del trabajador. Es posible alentarle, pero jamás obligarle a modificar su comportamiento, salvo que resulte nocivo para otras personas.
* La participación en actividades de PST es voluntaria, si bien debe tener en cuenta que adoptar un modo de vida saludable redunda sobre todo en el propio beneficio.
Difundir y compartir buenas prácticas resulta crucial para fomentar la implantación de la promoción de la salud en el ámbito empresarial. Plataformas como Laboral Life ayudan en esta labor de difusión, permitiendo dar eco a las buenas prácticas, fomentando la calidad de vida y la productividad en la empresa.