Plataforma Laboral Life
Cuando hablamos de bioética aplicada al mundo de la empresa nos estamos refiriendo a varios conceptos a la vez, por una parte el modo de proceder en la gestión empresarial de una forma comedida y justa para todos los intervinientes, ora empresa, ora trabajadores-as, ora entes sociales. No hay manual de ética que abarque a todos los asuntos que se suscitan en una empresa y/ó grupo empresarial simultáneamente, porque la bioética más que un concepto teórico y racional, es un ejercicio cotidiano de conducta y forma de proceder todos los días por parte de todos.
Tampoco estamos hablando de unas nociones quasi religiosas, porque el camino es aséptico, inconfundible, y alienable a cualquier transfondo, que no sea la integración socio-laboral y profunda, basada en el humanismo y la cultura del apoyo social. Cuán importante es la cultura basad en la comunicación no violenta (CNV) según Marshall B. Rosenberg (1934-2015) que la diseñó, basada en la “escucha activa” ó “escucha de las necesidades de los demás”, del interlocutor como forma de interactuar más proactivo, mejor y más saludable, en el entorno laboral.
Los Principios de la Bioética laboral que se atribuyen a su fundador el Dr. Von Ressenlaer Potter, oncólogo, que quería tender puentes hacia el futuro (bridges to the future), entre la ciencia y la cultura humanista, siguiendo a uno de sus libros más conocidos, y que concretó en 4, que son el Principio de Justicia, de Autonomía, de Beneficencia y de No-maleficencia que, aplicó con sus enfermos, y creo serían transpolables también al mundo de la gestión empresarial.
Nuestra Ley de Prevencion de riesgos laborales de 1995, junto al Reglamento de Servicios de Prevención, ya es garante de bases bioéticas inseparables como la confidencialidad (art.22.2 LPRL) de la información relacionada con el estado de salud del trabajador-a, así como el Consentimiento informado (art. 22.1 LPRL) ante cualquier medida que afecte a la vigilancia de la salud individual y colectiva en función del-los riesgo-s, en concordancia con el derecho a la integridad de nuestra Constitución Española de 1978, en su artículo 15, y el de garantía de la seguridad e higiene (art. 40.2 CE) y el derecho a la salud respectivamente.
La propia ICOH (Comisión Internacional de ética para los prevencionistas en el ámbito laboral) en sus diferentes y mejoradas versiones (año 1992) hace realce del valor y dignidad del trabajo. También la propia OIT, siempre avanzada a las innovaciones sociales en este aspecto laboral, en su Convenio 161 de 25 de junio de 1985, hablando de los servicios de salud en el trabajo,dice textualmente . “..unos servicios investidos de funciones esencialmente preventivas y encargado de asesorar al empleador, a los trabajadores y a sus representantes en la empresa acerca de los requisitis necesarios para establecer y conservar un medio ambiente de trabajo seguro y sano que favorezca una salud física y mental óptima en relación con el trabajo, y la adaptación del trabajo a las capacidades de los trabajadores, habida cuenta de su estado de salud física y mental” (art. 1).
En la presente coyuntura económica tras el enorme catástrofe de la pandemia mundial, y que todavía por mucho tiempo se observarán sus consecuencias por desgracia, en la dinámica empresarial, y en la reanudación de la actividad sobretodo en las pequeñas y medianas empresas que más lo sufren, habrá de crearse unas bases de futuro más humano y ético en la gestión empresarial. Algo de lo que se ha hecho ya en riesgo psicosocial y emprendimiento empresarial, puede ser válido para su reimplantación, pero siempre mejorado, en mi opinión.
El individuo como trabajador-a, y el trabajo digno por definición que hace, en cualesquiera de sus formas, necesita un apoyo integrado, es decir, que todas las partes se pongan de acuerdo en una solución (recuerden lo mencionado más arriba, con la escucha activa) porque esta va a ser muy necesaria en el encauce de la recuperación económica y que llegue a todos-as, y tiene que haber un tándem de consenso, solidario por una parte y práctico a su vez, atendiendo a lo que nos enseñan desde fuera también, otros Países, otras formas de proceder (learning by doing, aprendiendo haciendo lo que hacen otros, en beneficio de todos-as).
Como se puede hacer esto ¿? Pués creando diálogo social con bases éticas, independientes a otras muchas ideas legítimas también pero el principio bioético obliga a los acuerdos formales, justos, con programas como PAE´s de ayuda al empleado, algunos de ellos en el ámbito de la Promoción de la salud individual y colectiva, promovida por los propios Estados, así lo explicitan las conferencias de Ottawa(1986), Luxemburgo (1997) ó Toronto (2010) de gran consenso internacional, que sin duda, en mi opinión, mejorarían la salud colectiva e individual al mismo tiempo, formando permanentemente con compromiso, para todas las edades y condición humana.
Esa iniciativa se puede hacer también desde la empresa, vía teleproceso personalizado, en programas de apoyo (counselling) del que se tiene mucha experiencia.
La vuelta al trabajo va a requerir altas dosis de abnegación y voluntad compartida, especialmente en las pequeñas y medianas empresas, que más proveen puestos de trabajo y más lo necesitan en estos momentos, y es necesario potenciar la calidad humana de lo que se dispone, los trabajadores como valor sustancial de la gestión, actuando con mimetismo de las buenas acciones y conductas a seguir, dando a cada uno el anhelo suficiente para su propia misión vista de conjunto. El mayor cargo, joven gerente de un laboratorio americano muy conocido, de origen indio, Dr. Vas Narasimham, en una entrevista a un diario español el pasado septiembre, apuesta por la filosofía del “be unbossed”, sin jefes, pero eso requiere una alta dosis de responsabilidad, motivación y constante aprendizaje de todos y cada uno-a, y eso se aprende con la práctica responsable y bioética laboral cotidiana. Solo así se podrá ir saliendo de las barreras que interfieran en lo sucesivo la nueva emprendeduría en gestión empresarial tras el impacto del COVID. Es una opinión.
Dr. José María Aguirre Fdez. de Arroyabe
Médico especialista en medicina del trabajo
Graduado social
Premio Nacional 1997 de la Asociación Española de médicos especialistas en medicina del trabajo