¿QUÉ ES EL EMPLEO DE CALIDAD?
Asistimos a un momento en las relaciones laborales en que se está hablando del “empleo de calidad”, como un concepto amplio que tiene una alta trascendencia, y que voy a intentar sintetizar en esta introducción.
El empleo de calidad alberga, en mi opinión, varias connotaciones:
- Debe ser seguro y saludable (OMS empresa saludable año 2010 y OIT en sus dos últimas conferencias en Ginebra de junio 2024 y 2025, y seguirá en junio del 2026, con las conclusiones de las Plataformas de trabajo.
- Que el/la trabajador-a se beneficie no solo económicamente con una retribución justa, equitativa, sino también moralmente, y le cree autoestima por sí mismo.
- Que el entorno social donde se realice la función productiva también se beneficie; la función social de la RSC incide también en la percepción del trabajo de cada uno-a de los productores-as.
- Que se ofrezcan programas de formación actualizados, y se cuide al alumno-a, y al docente que los imparta.
- Que el “staff” de la empresa, y la parte social se pongan de acuerdo de forma co-participativa, en su desarrollo.
- Que se haga un “timing” desde el inicio, con una planificación objetiva acertada, y el cumplimiento sea testigo de su ejecución en el tiempo.
- Que se cumplan las expectativas que se pretenden y se revisen periódicamente los índices de siniestralidad, absentismo laboral, y bajas médicas; así como las políticas “input” de integración de aquéllas personas que se quieran reincorporar a su-s tarea-s tras una baja prolongada, o por una merma en sus capacidades tanto físicas como funcionales, por diferentes motivos, incluyendo la psicológica.
La actual Vicepresidenta ejecutiva de los Derechos Sociales y las capacidades, entre otras, de la Comisión Europea, la rumana Sra. Roxana Minzatu, alega en una entrevista de la última revista HesaMag 30 (1er. SemesTre 2025) de los Sindicatos en Bruselas (ETUI), que se está trabajando en una Estrategia de las Competencias profesionales, programa dedicado a los enseñantes y formadores (presentada en marzo 2025), y que se están revisando para ello las actuales Directivas europeas para ver que se cumplan las condiciones exigidas e innovadoras que se quieren implementar antes que finalice este año 2025.
Es, en mi opinión, una excelente idea de mejora en la calidad de la docencia, porque se sabe que el principal recurso que dispone el alumno-a, es el compromiso manifiesto de su enseñante (Principio de Pigmalion) que hace que lo aprendido se fije en él/ella como un patrón de conducta no sometido a otros vaivenes, y percibido como real. Los principios de la prevención laboral tienen que ser finalmente asumidos por el interlocutor para ser eficaces, y tienen que contemplarse de forma veraz en los datos objetivos de siniestralidad, absentismo laboral, motivación y satisfacción de los integrantes de la empresa a todos los niveles.
Las competencias profesionales, y la productividad van muy ligadas, y son algo que se han hecho públicas por voces muy respetables y autorizadas en la UE, como la del Sr. Mario Draghi a principios de este año 2025, y la presidenta de la Comisión Sra. Ursula Von der Layen también las había aducido un par de años atrás, como muy necesarias en la nueva Estrategia de la UE.
Hablar de competencias profesionales sin contar con la parte docente que las imparta, e intentar mejorar su calidad y aprecio por su función, pueden crear falsas expectativas en los educandos, y con ello, en los resultados que se puedan alcanzar.
Las Competencias profesionales no solamente son aptitudes sino también actitudes, que al unísono se complementen con ellas, y aquéllas no todos-as podemos ejercerlas al mismo tiempo sin un período más o menos largo de aprendizaje sostenido en el tiempo.
La Comisaria Roxana Minzatu, habla en la entrevista mencionada al inicio, de una hoja de ruta para empleos de calidad, que prepara para finales de este año 2025, y pone en el futuro sin descartarla, la posibilidad de una Directiva Europea de los riesgos psicosociales en toda la UE, que contemplaría toda esta problemática.
El empleo de calidad hay que dotarlo, creo, con otras medidas suplementarias, que aboquen a una nueva forma de gestión de lo laboral y recursos humanos, mediante contrapartidas que pueden ser algunas de carácter fiscal, y otras ayudas a la formación del educador y del educando, sobretodo para las pequeñas y medianas empresas que más lo necesitan para su supervivencia; en este incierto vaivén que soportará la economía mundial, que el Premio Nobel de economía en el 2002, Daniel Kahneman, de origen judío, ya predijo con acierto.
Los riesgos laborales que más atención van a requerir en los próximos lustros, de cualquier forma y dimensión empresarial, son en mi humilde opinión, los músculoesqueléticos y psicosociales, que ya adujera la Encuesta ESENER 2019, y ahora las enfermedades cardio- y cerebrovasculares que están al día, y el cáncer laboral en toda la UE, también. Por otra parte, y es motivo de especial atención, el desarrollo de la cultura del trabajo a distancia y la digitalización, que hoy puede hacerse desde cualquier punto del globo terráqueo, y que junto con la Inteligencia artificial, va a abrir un campo todavía inexplorado, puesto que ahora estamos en los comienzos del mismo, y en los inicios de su regulación, conforme a conductas éticamente correctas, y de buenas prácticas.
La incertidumbre en las sociedades es una constante que se ha dado siempre, en la época grecorromana también la había, y antes, y la seguirá habiendo, pero las nuevas formas de trabajo abren un escenario inédito de escenarios claves, entre ellos la de la economía digital, cuyas consecuencias son ahora difíciles de preveer en lo cierto.
El miedo es una de las siete emociones que describe el famoso psicólogo americano Paul Ekman (USA, febrero de 1934- ), y se dan en todos los seres humanos, pero señala perspicazmente también otras como la Felicidad y la Sorpresa (“el asombro”), que permiten una visión más vitalista y esperanzadora en esta nueva era del trabajo, nunca acontecida antes.