Dibujo JEFES DE CARTÓN PIEDRA FRENTE A BUENOS LÍDERES

JEFES DE CARTÓN PIEDRA FRENTE A BUENOS LÍDERES

7 aspectos diferencian a los buenos líderes de los de cartón piedra que pretenden dirigir personas y generar proyectos ilusionantes sin aportar nada:

1a. Diferencia: los buenos líderes tienen el chip de estar al servicio de los demás. Hay personas que sirven para liderar y hay otras que nunca servirán por mucho que se lo propongan. Hay jefes chusqueros que piensan que liderar es decirle a los demás lo que tienen que hacer y verificar que está hecho en tiempo y forma adecuados, como si fuera el ejercito, pero los líderes saben que su trabajo consiste en ayudar a los demás para que sean mejores personas y mejores profesionales. Tener ésta mentalidad, ayudar a los demás, es un requisito imprescindible. ¿Cuántas personas con equipos a su cargo lo tienen? Por desgracia son minoría, porque casi todos piensan en sus objetivos y ven a los demás como un recurso que les ayuda a conseguirlos. 

El liderazgo basado en esta premisa se caracteriza por el control y la supervisión, el egoísmo, la rigidez, la falta de confianza y la mediocridad, sintiendo como una amenaza a todo aquel que pueda ser mejor que ellos. Cuando uno se centra en ayudar y servir a los demás para que crezcan y se desarrollen como personas, entonces es un trabajo muy gratificante, porque logra sacar lo mejor de cada persona para que además de “saber” hacer las cosas, “quieran” hacerlas poniendo sus mejores esfuerzos en ello. La verdadera responsabilidad social corporativa empieza por cuidar, tratar bien y preocuparse por las personas que trabajan en una organización.

2a. Diferencia: Los buenos líderes influyen por su manera de ser. La diferencia entre una persona grande y una persona mediocre no está en sus conocimientos ni en su experiencia, está en su manera de ser. Los buenos líderes saben que para poder ayudar a otros a ser mejores, primero tienen que hacer un trabajo interior enorme para mejorar ellos. Su papel es el de influir, inspirar, transmitir, motivar y por eso tienen una manera de ser marcada por unos valores y unas virtudes humanas que admiramos. Se trata de actitud y manera de ser. Sin valores humanos, el líder es un déspota, un tirano, un dictador.

3a. Diferencia: los buenos líderes saben lo que es más importante en la vida. Hay una frase que dice: “lo más importante en la vida es que lo más importante sea lo más importante”. El requisito básico para que las personas trabajen bien es que sean felices. Vivimos en la sociedad de las prisas, del ya, del consumo, de lo artificial, del envoltorio, en el que el parecer es más importante que el ser y es una carrera que nos acaba atrapando a todos y desquiciando a muchos porque olvidamos muchas veces lo que es importante y acabamos corriendo a toda pastilla hacia ninguna parte. Para que las personas sean felices tienen que poner en el centro de su vida lo que es más importante para ellos. Los buenos líderes son los primeros en conciliar, en poner por delante la familia y, entendiendo que el trabajo es importante pero nunca lo más importante, generan y promueven entornos laborales que ayudan a sus equipos a equilibrar su vida personal y profesional.

4a. Diferencia: los buenos líderes trabajan con las personas sabiendo que son voluntarias. Muchos trabajos se han convertido en una forma de esclavitud moderna en el que las personas ven sus actividades como una penosa obligación en la que no se divierten ni disfrutan, en la que se sienten tristes, quemadas, estresadas. Muchos líderes no han entendido que trabajan con personas que son voluntarias, al menos en parte. Todos tenemos un comportamiento “normativo” por el que hacemos todo lo que tenemos que hacer para que no nos llamen la atención: una forma de ir vestido, un horario de entrada y salida, unas metodologías y procesos de trabajo, etc. Es un comportamiento “obligatorio”. Pero las personas también tenemos un comportamiento “espontáneo”, que es el cariño que le ponemos a lo que hacemos, las ganas, la pasión, la alegría, el esfuerzo para querer hacer las cosas lo mejor que podemos. Y este comportamiento es 100% voluntario, no se puede exigir, el líder se lo tiene que ganar, se lo tiene que merecer, porque los demás se lo dan sólo si les da la gana. Nadie puede exigir a una persona de su equipo que ponga el 100% de sus ganas y alegría en el trabajo, que se deje la piel o que le pregunte al jefe si necesita ayuda cuando le vea apurado; eso te sale o no te sale, y si el jefe es un mal jefe, es normal que no salga.

5a. Diferencia: los buenos líderes son personas amables, agradables. La vida es simple, no fácil; lo que ocurre es que muchas veces nos encanta complicárnosla o que nos la compliquen. Seguro que hay sofisticadísimos modelos de liderazgo muy útiles y que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz. Aplicarla en cada instante es algo que requiere cuidar las formas al hablar, o tener paciencia para escuchar, o ser justo con alguien cuando no hay afinidad. Seríamos mejores personas, mejores padres, mejores parejas, mejores amigos y mejores líderes. Las personas que admiramos y que nos ayudan a ser mejores tienen un trato cercano, agradable y alegre, son educadas y cuidan siempre las formas. Son cosas básicas, que estamos perdiendo.

6a. Diferencia: los buenos líderes hacen sentir importantes a los demás. Confían en las personas, por eso delegan en ellas, las involucran, les preguntan, les hacen participar y logran su compromiso. Les hacen sentir importantes también porque consiguen que hagan un buen trabajo. Nadie es bueno para todo, pero tampoco nadie es inútil para todo. Ayudar a las personas y hacerlas sentir importantes requiere primero conocerlas para saber cuales son sus dones y en qué actividad puede desarrollarse mejor. Los líderes tienen paciencia y forman, los jefes chusqueros van con prisas y deforman. Los buenos tienen una obsesión por buscar lo bueno que tienen los demás, porque saben que lo tienen, y cuando lo encuentran, les ayudan, les motivan y les exigen, confían y ponen todos los medios para lograr que tengan un desempeño brutal. Y cuando lo logran, se lo reconocen y les elogian, porque saben que en el fondo de todas las personas existe el anhelo de hacer cosas importantes, de aportar algo, de sentir que contribuyen y que se les aprecia. Reconocer el trabajo bien hecho de manera sincera es la mayor motivación que alguien puede recibir. Entonces, esa persona se siente valorada, comprometida, agradecida, y su rendimiento mejora, es un círculo virtuoso.

7a. Diferencia: los buenos líderes sonríen. Su trato agradable empieza por su cara. Sonreír es una virtud enorme que no valoramos suficiente, como el sentido del humor y la alegría. Las personas que sonríen y son alegres son mucho más productivas y generan entornos mucho más eficientes.

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