CADA MINUTO CUENTA (O NO): GESTIÓN DEL TIEMPO
Hay muchas cuestiones debatibles, pero creo que podemos estar de acuerdo en que controlar el factor tiempo en el ámbito laboral es fundamental en términos de productividad y ambiente laboral. Y como decía Murphy, “Nada es tan sencillo como nos parece al principio” o “si algo puede ir mal, irá mal”.
Así que, partiendo de estas premisas, más nos vale cuidar y valorar la gestión del tiempo.
Muchas más veces de las que pensamos, el uso ineficaz del tiempo es fruto de un exceso de confianza. La confianza provoca que pensemos que lo que sirve cuando se trata de tareas sencillas o poca carga de trabajo, también lo podemos aplicar en trabajos de gran envergadura o existe un gran volumen de trabajo. Y eso es un error.
Y si reflexionamos y nos ponemos a pensar en los motivos que nos llevan a perder el tiempo, podemos concluir que los hábitos inadecuados, la propia negligencia o el perfeccionismo, no tener objetivos, no saber prioridades o un liderazgo inadecuado son las causas principales.
Para cuidar el tiempo perdido en el ámbito laboral debemos tener en cuenta el valor económico de cada minuto: salario, costes laborales, infraestructura, compañeros, gastos habituales, gastos de suministros, etc. Si somos capaces de percibirlo como un todo, entonces podremos ser conscientes del valor del tiempo.
Y si tomamos una pausa para descansar, dormimos una siesta o desconectamos un rato ¿significa que estamos perdiendo el tiempo? Al contrario, hay que tomarse esas pausas como una inversión en recarga de energías, además es muy recomendable desconectar cada cierto tiempo.
En determinado punto de nuestra mentalización nos encontraremos con la tesitura de elegir entre gestión óptima del tiempo y perfeccionismo. Debemos preguntarnos si esa búsqueda de excelencia nos lleva más allá de las expectativas reales y se convierte en una fuente de pérdida de tiempo. Dejar de lado proyectos para perfeccionar el único que hemos terminado, ¿es una correcta gestión del tiempo?
Y una de las respuestas es: la planificación
«Planificar es algo así como intentar determinar hoy la realidad que se quiere tener en un momento posterior. La esencia está en invertir un poco de tiempo para después ejecutar la tarea en mucho menos tiempo y con mayor efectividad”. (O. Carnota, 1991).
Y priorizar, siempre priorizar tareas: La jerarquización de tareas es una actividad que realizamos de forma intuitiva, en la mayoría de los casos, pero que si aprendemos a hacerlo de forma más técnica, seguro que conseguimos optimizar nuestro tiempo.